Mercedes Abril tiene 86 años. La última vez que vio a su padre, Rafael, fue en 1936, cuando tenía tres años. «Se lo llevaron, lo mataron y luego lo escondieron.» Mucho más tarde, descubrió para su horror que su cuerpo había sido llevado al Valle de los Caídos, un controvertido monumento, al noroeste de Madrid, donde fue enterrado el ex dictador español Francisco Franco en 1975.
«Franco es la razón por la que mi madre lloró durante años, por la que yo nunca tuve una infancia, y por la que mis hijas nunca conocerán a su abuelo, o mis nietos a su bisabuelo», dice.
El Tribunal Supremo español falló el martes a favor de la exhumación de Franco en el Valle de los Caídos, rechazando una apelación de la familia del dictador para detener el plan del gobierno del Partido Socialista. Los restos de Franco pueden ser trasladados a otro cementerio antes de que comience la campaña para las elecciones generales del 10 de noviembre. Pero esto no será suficiente para Abril. Quiere recuperar el cuerpo de su padre del lugar, que contiene los restos sin marcar de más de 33.000 víctimas de la Guerra Civil Española (1936-1939), incluidos los combatientes republicanos cuyos cuerpos fueron tomados de fosas comunes y enterrados en el monumento sin el consentimiento de sus familias.
«Por supuesto que es un alivio que hayan permitido la transferencia[de los restos de Franco]. Era doloroso y ridículo que mi padre estuviera al lado de su verdugo, como si[Franco] todavía estuviera vigilado. Pero hay un problema sin resolver que sigue causando dolor: Quiero tener un lugar digno para enterrar a mi padre y poder llevarle flores, como cualquier otra persona. Y nos estamos quedando sin tiempo», explica.
Alrededor de 20 familiares de republicanos enterrados en el Valle de los Caídos han solicitado que se les devuelvan los restos de sus familiares. Manuel Lapeña, de 95 años, llevó el asunto a los tribunales y, tras un largo proceso, obtuvo una orden judicial en 2016 para exhumar a su padre y a su tío. El gobierno ha prometido «hacer todo lo posible» para devolver los restos, pero las familias están empezando a perder la paciencia con el lento proceso.
«El lunes] recibí una carta del primer ministro Sánchez», dice Abril, refiriéndose al líder del Partido Socialista (PSOE), quien encabezó la campaña para exhumar los restos de Franco en el Valle de los Caídos. «Estaba respondiendo a la mía en la que le pedí que acelerara las exhumaciones. Me contestó que van a tratar de resolver la situación. Pero el tiempo pasa. Muchos ya han fallecido sin verlo. Sólo quedan unos pocos hijos y nietos que no han abandonado a sus abuelos».
Las víctimas del Valle de los Caídos aún necesitan reparación
ABOGADO EDUARDO RANZO
El 26 de febrero, el Ministerio de Justicia organizó para Abril y otros cinco familiares republicanos una visita a la cripta donde están enterrados sus seres queridos. «A través de una pequeña ventana vi muchas cajas apiladas, cada una de un pueblo», dice Abril.
El 12 de marzo, la entonces Ministra de Justicia Dolores Delgado, del PSOE, entregó un documento a 11 familias con el objetivo de proporcionarles «reparación moral» por su pérdida. «Fueron arrojados, no enterrados», declaró en el certificado de reconocimiento. «El Valle de los Caídos es la fosa común más grande de España, donde viven los restos de 33.800 personas, 18.000 de ellas republicanas. Necesitan un entierro digno».
El gobierno ha tomado muestras de ADN de los miembros de la familia para tratar de identificar los restos una vez exhumados. Pero no todos los descendientes tienen la misma suerte. El agua se ha filtrado en algunas de las criptas y ha destruido las cajas de madera que contienen los huesos.
Eduardo Ranzo, que representa a seis de las familias de los republicanos, resume la situación: «Exhumar al dictador es fundamental para este país porque pone fin a una anomalía democrática. Pero las víctimas del Valle de los Caídos aún necesitan reparación».
